Los iluminadores correctores funcionan de maravilla aplicados en zonas del rostro en las que generalmente se crean sombras antiestéticas, como bajo los ojos o en el pliegue nasolabial. En cambio, los iluminadores de acabado brillante se utilizan sobre la parte alta del hueso del pómulo, en el hueso de la ceja o para aportar un punto de luz a la mirada en el lagrimal. También pueden usarse para realzar los labios,concretamente en el arco de cupido y marcando con una pequeña cantidad el centro del labio inferior.
Dada su escasa cobertura,se recomienda aplicar el iluminador después de la base de maquillaje y los correctores, prestando especial atención a no generar brillos en la zona T de la cara (frente, nariz y barbilla). Para los iluminadores líquidos es mezclar a partes iguales con la base de maquillaje en el dorso de la mano y aplicarlos con ligeros toquecitos y siempre proyectando una trayectoria ascendente, bien con los mismos dedos o con una brocha. Es de vital importancia utilizar la cantidad justa de producto, pues un exceso crearía un “efecto máscara” muy alejado del acabado natural que queremos conseguir. Para los iluminadores de acabado, es recomendable hacerse con una brocha de abanico, con movimientos rápidos que nos permiten depositar la cantidad adecuada para que el producto se funda con la base.
No sé qué es el arco de Cupido. Podrías explicarlo en otro artículo.
ResponderEliminarLo explicaré en otra publicacion dentro de poco.
EliminarMe encanta!
ResponderEliminarmuchas gracias!!
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